PUEBLO HISTÓRICO
Existen pueblos, como Capilla del Señor, en los que a pesar de no haber sido escenario de hechos históricos de trascendencia nacional o no poseer obras arquitectónicas de relevancia monumental, constituyen ámbitos urbanos con significativa cohesión formal y cultural que los vuelven valiosos referente de la memoria regional.
El carácter históricose debe, en particular, al hecho de que a través de una peculiar fusión de cultura y naturaleza, representa modos de vida y ambiente urbano que testimonian la relación entre el pasado y el presente y son promesa de continuidad armónica en el futuro.
La integración con el campo contiguo, el haber perdurado los tipos arquitectónicos como consecuencia de la estabilidad de los requerimientos y las técnicas constructivas, la adecuada y paulatina agregación de nuevos elementos y la unidad del conjunto, hacen de Capilla un ejemplo relevante de las poblaciones pampeanas y en tal sentido adquiere escala nacional.
Son estos aspectos los que ha considerado especialmente el Poder Ejecutivo al declarar, por decreto Nº 1648 del 21 de setiembre de 1994, bien de interés histórico al pueblo de Capilla del Señor.
Visitando Lugares:
Tres atractivos principales: el pueblo, el entorno rural y la gente.
El pueblo, situado en uno de los parajes más antiguos de la provincia de Buenos Aires, nace al promediar la década de 1750, cuando en torno a la nueva iglesia – que reemplazó a un antiguo oratorio familiar hecho viceparroquia en 1735- comenzó el parcelamiento de la tierra y la venta de solares, en la estancia de los Cascos de Mendoza, en la Cañada de la Cruz.
Hoy Capilla del Señor, apartada de las grandes rutas, da la impresión, su fisonomía, de haberse detenido en los años 30.
Esto le permitió mantener la armonía del espacio urbano y un acogedor ambiente lugareño.
El ámbito rural le confiere un especial encanto a Capilla: próximo a la entrada por la única ruta asfaltada, la provincial 39, aparecen los bretes y corrales de la feria, algo más adelante, tras el puente que cruza el Arroyo de las veredas las argollas de hierro para atar los animales.
Dos estaciones ferroviarias más que centenarias, hablan de pasado esplendor, contiguo a ellas, los silos, los tradicionales galpones.
El entorno es atrayente, la tierra muy fértil, levemente ondulada, con buen sistema de drenaje, y montes de eucaliptos y casuarinas. La presencia de estancias, tambos, haras y chacras le dan al horizonte agradable amplitud. Y esto a sólo 85 Km. De Buenos Aires. En cuanto a la gente, es amistosa, llana, solidaria, todos se reconocen y no hay prisa, se puede charlar o chismear con proveedores y parroquianos en la verdulería, la carnicería, o en el almacén de ramos generales, que aún existe como antaño.
En el solar con torre mirador ubicado en la esquina de Mitre y Estrada (2), hacia 1860, funcionó un hotel casino, frecuentado por personalidades como Sarmiento y Dardo Rocha. La iglesia parroquial (3), posee una espléndida imagen de ¨La Dolorsa¨ enmascarada en talla de factura jesuítica. El museo del Periodismo (4) alberga la primera imprenta de la provincia. La casa de Marciano Montalvo (5), payador ciego, poeta del pueblo, quien, como reza la placa, rescató el saber popular y lo transmitió a sus discípulos, allí vivió y fundó la academia de música de Capilla del Señor.
No debe omitirse una visita al cementerio (6). Austeras lápidas como la de John O´ Brien, nacido en Irlanda y muerto en Capilla en 1838, con texto en castellano e inglés, ¨ para memorarlo conservan este recuerdo su esposa legítima y sus hijos, también legítimos ¨, o el epitafio de Francisca Barrios, fallecida en 1883, en él, ¨ Doña Ernestina B. De Urrutia y demás herederos le dedican este corto obsequio y que en paz descanse ¨, hay tumbas muy floridas, otras de chapa, y ornamentos curiosos como una lechuza sobre un reloj de arena.
Referentes de la memoria colectiva que vale la pena rescatar, son los hechos y objetos que expresan lo cotidiano o lo anecdótico. Así, el nombre de la tienda ¨La Mar¨(7), evoca la necesidad de ¨ tanta agua ¨ para apagar a la competidora tienda ¨ El fuego ¨, instalada a pocas cuadras de allí. El antagonismo comercial enfrentó a Manuel Ballesteros, propietario de la esquina ¨ Del León ¨ (8), con Viola, quien colocó en su negocio, calle de por medio, un enorme cartel con la figura de unt tigre en acecho, y todo el pueblo dio en llamar a los almacenes de Viola y Ballesteros, del Tigre y del León.
¨ La rivalidad no paró ahí, sino que en el afán de ganar a los parroquianos, fueron rebajando el precio de ciertos artículos hasta cifras irrisorias, con el consiguiente beneplácito de los vecinos¨. ¨ Han pasado los años... La desteñida chapa de hierro con ¨ el tigre ¨ de Viola desapareció, ¡ quién sabe cuándo!, mientras que ´el león´de Ballesteros, sin adversario competente, cansado de rugir en el vacío, ha terminado por ofrecer sus fauces para residencia de avispas en las ardientes resolanas del verano capillense ¨.
O la historia de Toby, el perro fiel. Al morir su amo, acompaño el cortejo fúnebre a la iglesia y al cementerio. No volvió más a la casa donde había vivido, desde entonces fue su morada la sombra de un cedro, frente a la iglesia, en la plaza San Martín. Cada vez que la campanas tocaban a muerto, Toby se erguía, la mirada fija en el atrio, esperando la salida del féretro, seguía el entierro y volvía a la plaza tras el repetido homenaje.
Cuando viejo y achacoso, Toby enfermó, lo llevaron a morir al corralón municipal. Lo recuerda una placa al pie del árbol donde fue enterrado y que durante tanto tiempo le dio abrigo.
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